Un tercio de las personas con VIH dice que sus médicos de atención primaria no saben lo suficiente sobre su estado serológico
La pandemia de Covid-19 ha agravado la situación de las personas que viven con VIH, especialmente en los aspectos de atención psicosocial y de comportamiento, y ha reducido su acceso a la atención médica y a los servicios sanitarios. Mejorar la experiencia de atención es, por tanto, esencial para avanzar hacia un modelo centrado en el paciente que contribuirá al bienestar y a la calidad de vida de estas personas.
Son las conclusiones más destacada del primer estudio que ha evaluado la exclusión social de las personas que viven con el virus en España. Titulado ‘Social exclusion and health-related quality of life of people living with HIV during COVID-19 pandemic’, el informe ha sido realizado por Seisida, en colaboración con Gilead,y se ha presentado como ‘Best Poster’ en el congreso de la Sociedad Europea del Sida 2021 (EACS2021),celebrado en Londres.
“Profundizar en el conocimiento de las preocupaciones de las personas con VIH, por parte de los profesionales sanitarios de atención primaria, y un mayor apoyo a estas personas para hacer frente a diferentes problemas psicosociales y de comportamiento son algunos de los problemas que deben abordarse para mejorar la atención médica de estas personas”, asegura María José Fuster, doctora en Psicología Social, directora de Seisida y coordinadora del estudio. Fuster añade, además, que es necesario “prestar especial atención al estigma en los entornos de atención médica, principalmente aquellos relacionados con los comportamientos y preocupaciones de evitación de las personas que viven con VIH”.
“La COVID-19 ha tenido un enorme impacto en la salud física y mental de las personas que viven con VIH. Entre los problemas más frecuentes señalados, están la ansiedad, la depresión, las preocupaciones y los miedos, la falta de motivación, el sobrepeso o los problemas de sueño y concentració”
María José Fuster
Directora de Seisida
La exclusión social es un problema que afecta a una proporción relevante de personas con VIH. Antes de la pandemia de COVID-19, no había datos que midieran esta realidad. “Ahora, un informe de la Fundación Fomento de Estudios Sociales y Sociología Aplicada revela que el porcentaje de ellas en exclusión supera al de la población española, que se estima en un 18%, y que la COVID-19 la ha exacerbado aún más”.
El estudio ha seguido un método de trabajo mixto. En la parte cuantitativa, se encuestó a 515 personas seropositivas. Casi tres cuartas partes de ellas, hombres y más de la mitad, hombres que tenían relaciones sexuales con otros hombres. Para el análisis cualitativo, se seleccionó a nueve ONGs que atienden a diversas poblaciones de personas con VIH en toda España y se entrevistó a representante de cada una de ellas para analizar el periodo comprendido entre el último trimestre de 2020 y abril de 2021.
Los resultados de la encuesta transversal muestran que el 35% por ciento de las personas con VIH encuestadas sufrió una exclusión social entre moderada y fuerte en ese periodo. La dimensión más dañada fue la privación material. Las mujeres sufren más exclusión social de moderada a fuerte que los hombres (45% frente a 31,2%), más privaciones materiales (45% frente al 25,7% de los hombres) y menos acceso a los derechos sociales básicos (32,5% frente a 24,1%). “Encontramos altas correlaciones negativas entre la exclusión social y todas las dimensiones de la calidad de vida, pero principalmente altas en la dimensión de participación social y acceso a los derechos sociales”, afirma Fuster.
Un 35% de las personas con VIH encuestadas ha sufrido exclusión social entre moderada y fuerte durante la pandemia de Covid-19. La exclusión ha sido más acusada entre las mujeres: 45% frente a 31,2%.
Profundizando en las necesidades concretas de las personas con VIH que surgieron o aumentaron debido a la pandemia de coronavirus, las ONG ponen de manifiesto que estas personas sufren problemas que les conducen a la inseguridad económica. Por ejemplo, el aumento del desempleo, la disminución de los ingresos y la dificultad para adquirir alimentos. Destacan también necesidades y problemas relacionados con la vivienda y los servicios básicos: menor calidad de la vivienda, habitaciones abarrotadas, conflictos con propietarios por impagos, riesgo de quedarse sin hogar y dificultad para acceder al transporte, entre otros. El aislamiento, la soledad, las limitaciones debidas a la falta de habilidades y recursos para utilizar las nuevas tecnologías, y la falta de apoyo social son problemas comunes a los que se enfrentan las personas seropositivas, según el estudio.
Las ONG hablan en el mismo de problemas de atención sanitaria. Entre ellos, las dificultades para acceder a los centros médicos, principalmente en la atención primaria, o la interrupción de los servicios. “Toda esta situación ha tenido un enorme impacto en la salud física y mental de las personas que viven con VIH. Entre los problemas más frecuentes señalados están la ansiedad, la depresión, las preocupaciones y los miedos, la falta de motivación, el sobrepeso o los problemas de sueño y concentración”, subraya Fuster.
La Unión Europea adoptó la inclusión social como uno de los cinco objetivos en su Agenda 2020. Sin embargo, menos del 40% de las personas con VIH en España está incluido socialmente, según el estudio. Los grupos más vulnerables eran aquellas expuestas a estigmas interseccionales.
Aunque la Unión Europea adoptó la inclusión social como uno de los cinco objetivos en su Agenda 2020, menos del 40% de las personas con VIH en España está incluido socialmente.
Otro estudio de Seisida presentado en el congreso EACS21, titulado ‘People living with HIV. Perception on quality of healthcare, and its impact on health-related quality of life’, pone de manifiesto que más de un tercio (33,6%) de las personas con VIH afirma que sus médicos de atención primaria “no saben lo suficiente sobre su estado serológico” y un 30,7% no se sentía “cómodo” hablando sobre el VIH.
Más de un tercio de las personas con VIH afirma que sus médicos de atención primaria “no saben lo suficiente” sobre su estado serológico y un 30,7% no se sentía “cómodo” hablando sobre el VIH.
“Casi el 24% de los participantes afirma tener dificultades para acceder a la atención médica”, destaca María José Fuster, “y muchos de ellos (18%) en el último año, principalmente por situaciones asociadas con la Covid-19”.
En cuanto al estigma, la investigación señala que el 22,5% de las personas encuestadas dice que evita visitar a un médico y el 23,7%, que experimenta rechazo en el ámbito de la salud. Los hombres con VIH informan de un menor rechazo que las mujeres y las personas transgénero. Quienes dicen que han sentido rechazo en el último año arrojan las puntuaciones más bajas en todas las dimensiones de la calidad de vida relacionada con su salud.
Casi una de cada cuatro personas con VIH evita visitar a un médico y experimenta rechazo en el ámbito de la atención sanitaria. El 24% reconoce tener dificultades para acceder al sistema.
Por último, el estudio muestra que, aproximadamente el 15% de las personas que viven con el virus reportan la “necesidad” y la “dificultad” de acceder a servicios para hacer frente a situaciones de estrés, soledad o problemas de vivienda, entre otros. “El porcentaje casi se duplica cuando se considera a aquellas personas con VIH que reportan la necesidad de esos servicios, pero que no intentan acceder a ellos”, reconoce Fuster.
El VIH y la COVID-19 difieren en muchos aspectos, pero comparten importantes características: emergieron como infecciones poco conocidas y para las que no había información sobre prevención o tratamiento, se extendieron ampliamente por el mundo y han afectado de forma desproporcionada a los más vulnerables. Ambas, señala ONUSIDA, han causado un profundo estrés en los sistemas de salud y de apoyo, y en la economía.
En opinión de la doctora Fuster, el informe constata que la pandemia de COVID-19 ha agravado algunos de los problemas ya existente y ha reducido el acceso a los servicios sanitarios y sociales. “Mejorar la experiencia de atención médica de las personas que viven con VIH puede ayudar a avanzar hacia un modelo de atención médica centrado en el paciente e impulsar la calidad de vida relacionada con la salud”, concluye la directora de Seisida.
Referencias y Bibliografía