Se mantiene el objetivo del triple 95, pero se pone el énfasis en la persona: servicios integrales y equitativos, derribo de barreras legales y sociales, integración plena en los sistemas de salud y protección social.
Para trazar el futuro de la respuesta al VIH, se ha desarrollado un conjunto de metas provisionales para 2025 que pretenden volver a centrar al mundo en el objetivo del VIH para 2030 dentro de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS). En el centro de este marco están las personas que viven con el VIH y las comunidades de riesgo que requieren un conjunto integral de servicios para prevenir las infecciones, diagnosticar nuevas infecciones y tratar a las personas que viven con el VIH.
Las metas para 2025 dan prioridad a los servicios de salud sexual y reproductiva para las mujeres que viven con VIH o presentan un riesgo elevado de infección. Y aspiran a revitalizar el impulso mundial para eliminar nuevas infecciones entre los niños y garantizar que los que ya viven con VIH tengan acceso oportuno a los servicios y a los tratamientos que salvan vidas.
Si se alcanzan los objetivos y compromisos apuntados, el número de personas que contraen VIH disminuirá de 1,5 millones en 2020 a menos de 370.000 en 2025, y el número de personas que mueren por enfermedades relacionadas con el sida disminuirá de 680.000 en 2020 a menos de 250.000 en cinco años. El objetivo de eliminar las nuevas infecciones por el VIH entre los niños hará que el número de nuevas infecciones por el VIH se reduzca de unos 150.000 a menos de 22.000 en 2025.
• Que menos del 10% las personas que viven con VIH y de los grupos de población clave sufran estigma y discriminación.
• Que menos del 10% de las personas que viven con VIH, y en especial mujeres, niñas y otras poblaciones clave, padezca desigualdad y violencia de género.
• Que menos del 10% de los países mantengan leyes punitivas contra el VIH.
• Que al menos el 95% de las personas con riesgo de infección utilice la prevención combinada.
• Que al menos el 95% de las personas con VIH esté diagnosticado, el 95% de ellas tratado y el 95% de los tratados con su carga viral suprimida.
• Que al menos el 95% de las mujeres accedan a los servicios de salud sexual y reproductiva.
• Que la cobertura de servicios para eliminar nuevas infecciones alcance al menos al 95% de los niños y niñas, y mantener con
vida a sus madres.
Los altos niveles de cobertura que se exigen para las metas 2025 solo pueden lograrse en un entorno en el que las personas que viven con el VIH o las personas con riesgo de infección se sientan seguras para utilizar esos servicios. Lamentablemente, en la actualidad no es así en muchos países. El estigma y la discriminación relacionados con el VIH, la desigualdad de género y la penalización del consumo de drogas, el trabajo sexual y las relaciones sexuales entre personas del mismo sexo son poderosos obstáculos para los servicios. En las metas para 2025 se hace hincapié en que los países deben invertir en medidas concretas para eliminar esos impedimentos y establecer un entorno propicio libre de barreras sociales, políticas, legales y económicas.
La experiencia ha demostrado que sólo la prestación de servicios relacionados con el VIH es insuficiente. Por ello, las metas para 2025 hacen mucho más hincapié en la eliminación de los impedimentos sociales y legales para la prestación de servicios; y en la integración de la prestación de servicios del VIH con otros servicios que las personas que viven con el virus y las comunidades en situación de riesgo necesitan para mantenerse saludables.