“Una de nuestras reivindicaciones actuales es que en los equipos de VIH de los centros hospitalarios se incluya un psicólogo”, dice María José Fuster, psicóloga, directora ejecutiva de Seisida y portadora de VIH. “¡Vamos, es fundamental!”, añade Ignacio Pérez Valero, de la Unidad de Infecciosas del Hospital Reina Sofía de Córdoba.
Ambos especialistas insisten en que el paciente debe estar en el centro y que son los médicos los que han de girar a su alrededor para atenderle. Esto supone un cambio radical en la manera en la que se concibe actualmente la atención sanitaria.
Por ese motivo, explica Pérez Valero, “los pacientes con VIH que tienen problemas de salud mental no tendrían que ir a buscar un psicólogo tras su paso por el internista sino que en los propios equipos de VIH debería estar incorporado el psicólogo como un médico más que interviene en su seguimiento”. El reclamo no es menor.
Los problemas de salud mental afectan aproximadamente a la mitad de los pacientes con VIH. En boca del propio facultativo, “las personas con VIH tienen una prevalencia del 60% al 70% de alteraciones del sueño, entre un 30% y un 40% de trastornos emocionales y entre un 25 y un 35% de trastornos cognitivos”. Alrededor de un 5% tiene una enfermedad mental grave, cuando este porcentaje es sólo de entre 0,5 y el 0,8% en población general.
Fuster y Pérez Valero no son los únicos que ven negro sobre blanco el problema. En un estudio reciente realizado entre los médicos que atienden a pacientes con VIH en España, la mayoría (97%) coincide en que evaluar la salud mental de las personas con VIH es relevante y que los problemas de salud mental están infradiagnosticados (77%).
Porcentaje de personas con VIH tienen enfermedad mental grave. En la población general es el 0,5-0,8%
No sólo en España, claro. Un documento reciente elaborado por ONUSIDA y la Organización Mundial de la Salud (OMS) expone que los problemas de salud mental aumentan el riesgo de infección por el VIH y, por otro lado, las personas que ya tienen este virus corren un mayor riesgo de padecer problemas de salud mental, que pueden desembocar en un mayor abandono de los servicios de atención del VIH, menor adherencia, un aumento de las conductas de riesgo y un menor compromiso con las medidas de prevención del VIH.
Casi como conclusión, el informe de ONUSIDA y OMS destaca la importancia de integrar los servicios de VIH y salud mental, además de implementar otras acciones como derivaciones a servicios de protección social para las personas con el VIH y otras poblaciones vulnerables.
El documento considera que, para llevar esto a cabo, “es preciso contar con un enfoque global de los servicios de VIH, y que estos estén centrados en el paciente para garantizar que se aborden las necesidades de las personas que presentan problemas mentales, neurológicos o de consumo de sustancias dentro de los programas de atención, tratamiento y prevención del VIH”. Es la misma conclusión que ponen de relieve María José Fuster, Ignacio Pérez Valero y el resto de los médicos españoles que atienden a personas con VIH.
El texto elaborado por ONUSIDA y la OMS lamenta que, a pesar de la existencia de métodos eficaces de prevención, detección, diagnóstico y tratamiento de las enfermedades mentales más comunes (como la depresión y la ansiedad), estos no suelen estar incluidos en los paquetes de servicios y atención.
La integración de los servicios de salud mental y apoyo psicosocial con los servicios de VIH constituye una de las acciones prioritarias incluidas en la Estrategia Mundial sobre el Sida 2021-2026 y en la Declaración Política de las Naciones Unidas sobre el VIH y el Sida de 2021: “Acabar con las desigualdades y estar en condiciones de poner fin al sida para 2030”.
En ambos documentos se reconoce que no puede acabarse con la epidemia de VIH sin abordar los problemas de salud mental de las personas con esta infección, de las que corren el riesgo de adquirirla o de las afectadas por este virus, garantizando un acceso equitativo a los servicios relacionados con el VIH para las personas con problemas y afecciones de salud mental y fomentando una cobertura sanitaria universal.
