Fomentar la capacidad de superación personal en situaciones adversas (la resiliencia) podría ser una de las claves para la mejora de la adherencia al tratamiento antirretroviral.
Así se desprende de un estudio publicado en Journal of Gay & Lesbian Mental Health, en el que los autores consideran que no abordar el trauma psicológico que experimentaron muchas personas mayores con el VIH supone un obstáculo para poner fin a la epidemia.
Cuatro décadas después de la aparición de la pandemia, los actuales tratamientos permiten a las personas con VIH tener una vida similar a la del resto de la población. El virus ha dejado de ser una sentencia de muerte, como lo fue en los primeros momentos. Pero, aunque médicamente la mejora es incuestionable, todavía existen muchos problemas asociados al virus, especialmente conforme las personas con VIH envejecen.
Una de estas dificultades a las que se enfrentan son los desafíos asociados a la salud mental y psicosocial, que pueden afectar a su salud y bienestar general. Un documento elaborado por ONUSIDA y la Organización Mundial de la Salud (OMS) en 2022 expone que los problemas de salud mental aumentan el riesgo de infección por el VIH y, por otro lado, las personas que ya tienen este virus corren un mayor riesgo de padecer problemas de salud mental, que pueden desembocar en un mayor abandono de los servicios de atención del VIH, menor adherencia, un aumento de las conductas de riesgo y un menor compromiso con las medidas de prevención del VIH.
Casi como conclusión, el informe de ONUSIDA y OMS destaca la importancia de integrar los servicios de VIH y salud mental, además de implementar otras acciones como derivaciones a servicios de protección social para las personas con el VIH y otras poblaciones vulnerables. Y reconoce que “no puede acabarse con la epidemia de VIH sin abordar los problemas de salud mental de las personas con esta infección, de las que corren el riesgo de adquirirla o de las afectadas por este virus, garantizando un acceso equitativo a los servicios relacionados con el VIH para las personas con problemas y afecciones de salud mental y fomentando una cobertura sanitaria universal”.
Sin embargo, para poder alcanzar este ambicioso objetivo, será necesario que las personas con el VIH mantengan una adherencia óptima al tratamiento antirretroviral, es decir, tomar la medicación tal como ha sido prescrita y evitar el fenómeno conocido como «cansancio de las pastillas». Los autores de este estudio consideran que la resiliencia podría desempeñar un papel importante en la adherencia al tratamiento antirretroviral.
Para comprender la asociación entre la resiliencia relacionada con el VIH y la salud mental, los autores del estudio encuestaron a 250 hombres gais, bisexuales y otros hombres que practican sexo con hombres (HSH) con el VIH de entre 50 y 69 años.
A través de una herramienta de evaluación de la resiliencia relacionada con el VIH, los participantes respondieron a preguntas sobre su capacidad para manejar la adversidad, si tenían o habían experimentado trastorno de estrés postraumático (TEPT), cómo percibían el estigma asociado al VIH y si alguna vez habían tenido pensamientos suicidas.
Entre sus hallazgos, el estudio encontró que las personas con el VIH con mayores niveles de resiliencia relacionada con el VIH tenían más probabilidades de tener niveles más bajos de trastorno de estrés postraumático y dependencia de sustancias y más probabilidades de sentirse económicamente seguras.
Alrededor de un 16% de los participantes tuvieron síntomas de trastorno de estrés postraumático, un 14% cumplía con los criterios de depresión grave, un 18% comunicó su adicción a drogas y otro 18% padecía un trastorno de ansiedad generalizada. Además, casi el 33% manifestó tener tendencias suicidas.
Los autores también observaron que el 64,4% de los encuestados apenas podía o directamente le resultaba imposible sobrevivir con el dinero que tenía.
Según los autores de este estudio, sus hallazgos apuntan a brechas importantes en la cobertura de salud mental para las personas mayores con el VIH y respaldan la implementación de un enfoque más holístico en la atención médica para esta población.
“Cada vez más personas sobreviven con el VIH, y realmente no sabemos cuáles serán los efectos a largo plazo”, señalan los autores. “Lo estamos descubriendo en tiempo real. Cualquier información que podamos recopilar ayudará a mitigar los impactos negativos del VIH más adelante en la vida (…). Mientras esperamos una vacuna o una cura, es importante continuar construyendo una caja de herramientas de métodos y mejores prácticas para poner fin a esta epidemia. La resiliencia es una herramienta en esa caja”.
Referencias y Bibliografía