Por vez primera en su historia, la principal cita mundial en investigación sobre el VIH, la IAS 2020, tuvo que celebrarse virtualmente. La reunión estaba prevista en San Francisco y Oakland, del 6 al 10 de julio, pero la pandemia de Covid-19 obligó a la International AIDS Society a cambiar sus planes. Resumimos sus conclusiones en diez hitos.
Como tantos eventos en 2020, la 23ª Conferencia Internacional sobre VIH pudo salir adelante a través de la pantalla. Se enviaron 6.563 abstracts, de los que fueron admitidos 2.404, el 55% de ellos con firma de mujer y el 32% procedente de África. Atendieron la conferencia delegados de 175 países. Las conexiones entre las pandemias de VIH y covid-19 absorbieron buena parte de la cita.
“Vivimos unos tiempos importantísimos para el movimiento VIH y para el mundo. La pandemia y cómo puede ésta alterar el racismo sistémico en el que vivimos concentra todas nuestras conversaciones”, dijo en la apertura Anton Pozniak, presidente científico de la cita. Que añadió: “Los desafíos del VIH y del Covid-19 están relacionados, al igual que la respuesta global. Los esfuerzos de distanciamiento social y los bloqueos gubernamentales han interrumpido los esfuerzos de prevención y tratamiento del VIH y han dejado en suspenso la investigación».
Winnie Byanyma, directora ejecutiva de Onusida, presentó el informe ‘Seizing the Moment: Tackling entrenched inequalities to end epidemics’ (‘Aprovechar el momento: abordar las desigualdades arraigadas para poner fin a las epidemias’) y puso de manifiesto con cierto pesimismo que, “incluso antes de la aparición del Covid-19, el mundo no estaba en camino de alcanzar su objetivo de acabar con el sida como amenaza para la salud pública para 2030”.
“Como sucedió con la epidemia del sida, la nueva crisis del coronavirus ha vuelto a poner el foco en algunas cuestiones demasiado familiares a nuestra comunidad: ¿es el cuidado de la salud un lujo solo al alcance de los ricos?, ¿quién tiene acceso a los últimos tratamientos?, ¿qué inversiones económicas, científicas y políticas se requieren para encontrar una cura o una vacuna?, ¿cómo proteger a los más vulnerables? Tenemos más preguntas que respuestas (sobre la Covid-19), pero una cosa sí sabemos: hay mucho que aprender de la respuesta global del VIH”
Kevin Osborne
director ejecutivo de la International AIDS Society
Por su parte, Tedros Adhanom Ghebreyesus, director general de la OMS, compartió las conclusiones de un estudio de su organización que muestra importantes afecciones de la pandemia a la lucha contra el VIH. “Los resultados de esta encuesta son profundamente preocupantes. Los países y sus socios para el desarrollo deben hacer todo lo posible para garantizar que las personas que necesitan tratamiento contra el VIH sigan accediendo a él. No podemos permitir que la pandemia de Covid-19 deshaga los logros obtenidos con tanto esfuerzo en la respuesta global a esta enfermedad”, destacó.
A pesar de algunas hipótesis iniciales, un análisis de la mayor cohorte de personas con VIH en Estados Unidos revela que éstas no tienen más probabilidades de contraer la Covid-19. Los datos del Estudio de Cohorte sobre Envejecimiento de Veteranos son concluyentes: la tasa acumulada de positivos por Covid-19 fue del 9,7% entre las personas que ya tenían VIH y del 10,1% entre las que no lo tenían. Los veteranos de raza negra mostraron una probabilidad un 70% mayor de contraer el virus que los de raza blanca, y los latinos un 40% más, pero esta diferencia no difiere entre los pacientes con o sin VIH. Las tasas de hospitalización, ingreso en UCI o mortalidad fueron en ambos casos muy similares. Otros estudios corroboran estas conclusiones; solo una investigación surafricana admite que las personas con VIH tienen un mayor riesgo de mortalidad al enfermar de Covid.19.
Una encuesta desarrollada entre los meses de abril y Mayo de 2020, a través de redes sociales y sitios de citas de la comunidad LGTBI, revela que las medidas adoptadas frente a la Covid-19 han tenido un impacto significativo sobre la salud y la seguridad económica de las personas LGTBI. Según los datos de la encuesta, el 21% de los pacientes con VIH declara que el acceso a su tratamiento se ha visto limitado o dificultado y el 7% pone de manifiesto que sus antirretrovirales o bien se habían acabado o estaban a punto de hacerlo. Desde el punto de vista económico, el 13% de los encuestados afirma haber perdido su puesto de trabajo como resultado del confinamiento y un 44% se muestra preocupado por la situación y el futuro.
En cuanto a la inseguridad alimentaria, el 23% reconoce estar comiendo menos o saltarse comidas. Y por lo que se refiere al trabajo sexual, éste ha pasado de ser una fuente de ingresos para el 2% de los encuestados, frente al 13% de antes de la pandemia. Las conclusiones del estudio fueron presentadas por Erik Lamontagne, de ONUSIDA.
20.000 personas de 140 países respondieron a las preguntas. Tres cuartas partes de ellas se encontraban en ese momento total o parcialmente confinadas. El 12% tenía VIH y el 94% de estos recibía tratamiento antirretroviral. Un segundo estudio para determinar las consecuencias de las medidas gubernamentales frente a la Covid-19 sobre el acceso a los servicios de prevención del VIH revela que por cada aumento de diez puntos en la severidad de las medidas se registra una reducción de otros diez puntos en las probabilidades de acceder en persona a las pruebas diagnósticas; de nueve puntos para acceder a la PrEP; de seis puntos para acceder a preservativos; y de dos puntos para acceder a los kits de autorrealización de la prueba. Esta situación afecta en mayor proporción a los menores de 24 años y a las personas con menor poder adquisitivo.
Investigadores de un centro comunitario de Boston especializado en salud sexual han encontrado que la pandemia está afectando al uso y permanencia de la PrEP, especialmente entre las poblaciones más vulnerables. A pesar del fomento de la teleasistencia, el inicio a tratamiento PrEP cayó en un 72% de enero a abril del año pasado, según el estudio presentado por Douglas Krakower, del Beth Israel Deaconess Medical Center, y las interrupciones o discontinuidades en su administración se dispararon un 278%. Este dato afecta sobre todo a menores de 27 años y a población no blanca y sin seguro médico. Las pruebas de detección de HIV, gonorrea y clamidia cayeron un 85%.
Distintos estudios presentados en el IAS 2020 reflejan que el grado de concienciación y aceptación del binomio indetectable = intransmisible no es el mismo, según dónde se pregunte. Y eso a pesar de que existen evidencias concluyentes de que las personas con carga viral indetectable gracias al efecto de los antirretrovirales no pueden transmitir el VIH durante sus relaciones sexuales. La campaña comunitaria I=I arrancó en 2016 en Nueva York, y desde entonces se ha extendido hasta implicar a mil organizaciones de cien países. Pero mientras en Vietnam el mensaje I=I se ha convertido en eje central de todos los esfuerzos para prevenir el VIH y en la actualidad el 95% de las personas en tratamiento tiene una carga viral indetectable, en Brasil el nivel de conocimiento de ese mensaje es bajo fuera de los grupos más directamente afectados por el VIH. Las cifras lo corroboran: el 90% de las personas con VIH conoce y está de acuerdo con la estrategia I=I, pero ese porcentaje baja al 68% entre los gays, bisexuales y otros hombres que practican sexo con hombres y al 35% en el resto de grupos.
El estudio Living Positive, desarrollado en Queensland, Australia, ha realizado tres entrevistas anuales a 73 personas con VIH de entre 34 y 75 años. Dos tercios de ellas tenían más de 50 años y el 85% eran hombres. La mayor parte de declaró padecer comorbilidades como cáncer, enfermedades cardíacas o diabetes. Pero todos ellos subrayaron la sensación de invisibilidad que acompaña al hecho de envejecer con VIH. El aislamiento social se incrementa, apuntaron, por el estigma, la mala salud y una mayor discriminación debida a la edad. Sin olvidar que también inciden otros factores como los ingresos económicos y la vivienda. ¿Cómo hacer frente a esto? La respuesta fue clara: fomentar la resiliencia y dotar de más significado a sus vidas. Otro estudio canadiense presentado en el IAS 2020 también coincide en que el enfoque del VIH en personas mayores debe ir mucho más allá de lo puramente biomédico. Las estructuras de apoyo social se revelan clave para el futuro.
Días antes del IAS 2020, pero en su mismo entorno, en un evento enfocado en la curación del VIH, se debatió en torno a la terapia génica y a la inmunoterapia como soluciones a gran escala en el futuro. Para certificarlo, Sharon Lewin se refirió a los casos ya conocidos de Timothy Ray Brown y Adam Castillejo, que se curaron del VIH después de someterse a sendos transplantes de células madre. John Frater afirmó que una remisión prolongada del VIH es más probable con inmunoterapia, y no tanto con terapias génicas.
Dos estudios desarrollados en San Francisco y Australia muestran cómo el uso de la profilaxis pre-exposición (PrEP) cambia con el paso del tiempo. Más de la mitad de las personas que comienza a emplear PrEP continúa usándola cinco años después, pero al mismo tiempo se advierten peligrosas discontinuidades que hacen que el riesgo de contraer VIH aumente. Al año de iniciar su uso, el 75% continúa vinculado a la PrEP; a los dos años, el porcentaje cae al 64%; y al 56% a los cinco años. Fue la conclusión expuesta por Jonathan Volk a propósito de una encuesta a gran escala entre los miembros de la organización Kaiser Permanente de San Francisco. El estudio australiano, presentado por Nicholas Medland, del Kirby Institute de la Universidad de Nueva Gales del Sur, en Sidney, corrobora que el uso de PrEP ha aumentado, pero también advierte de un uso inconsistente que muestra un cambio en la percepción del riesgo. El análisis incluyó a 35.909 pacientes, de los que el 98,5% eran hombres con una media de edad de 35 años. Este mismo estudio subraya que la probabilidad de que las mujeres, los jóvenes o aquellos que viven lejos del centro de las ciudades abandonen el tratamiento o lo hagan de manera discontinua es notablemente mayor.
ONUSIDA hizo pública una declaración durante el IAS en la que ponía de manifiesto que poco más de la mitad de los 1,8 millones de niños africanos con VIH está recibiendo tratamiento, frente al 67% de los adultos. Esto es debido, en parte, a los problemas para acceder a las formulaciones pediátricas de los antirretrovirales. Pero la realidad es que un gran porcentaje de niños africanos ni siquiera está diagnosticado. Durante el evento se presentaron además datos sobre la indexación en población pediátrica de doce países en donde actúa el Plan de Emergencia del Presidente de Estados Unidos para Paliar el Sida (PEPFAR). En 2019, 825.000 niños se sometieron a pruebas. Ocho de los doce países registraron un aumento significativo respecto a 2018, con Etiopía a la cabeza (diez veces más que el año anterior), seguida de Tanzania, Suráfrica, Nigeria, Zambia y Kenia (todas ellas duplicaron el número de pruebas de indexación). Los más pequeños (de 1 a 4 años) arrojaron el índice positivo más alto (4,5%), si bien el porcentaje oscila mucho entre los diferentes países.
Las tasas de VIH siguen disminuyendo en Inglaterra: un 40% entre 2014 y 2018. La PrEP es cada vez más utilizada entre los hombres gais, bisexuales y otros hombres que practican sexo con hombres. Pero estos avances, según un estudio en el que han participado cientos de clínicas inglesas de salud sexual, no se reparten por igual entre los distintos subgrupos de esta amplia comunidad. Los hombres de raza negra y los de otras minorías étnicas avanzan claramente más despacio: la reducción de nuevos diagnósticos es del 67%, frente al 74% entre los de raza blanca. Otro estudio que analiza la tasa de adopción de la PrEP en Londres y Brighton en una cohorte de 1.167 personas muestra que pasó de 0% a 43% entre 2013 y 2018. No tener empleo o no disponer de una vivienda estable son factores decisivos que reducen la probabilidad de iniciar la PrEP.
La doctora Elizabeth Imbert, de la Universidad de California en San Francisco, presentó las conclusiones del programa POP-UP en un hospital de la ciudad que atiende a 2.500 personas que no cuentan con seguro de salud privado. Un tercio de ellas no tiene hogar o no cuenta con hogar estable, lo que dispara la probabilidad de contraer VIH y reduce la entrada en el circuito habitual de atención primaria, según el estudio. El programa, centrado en las personas, intensivo, sin barreras y con algunos incentivos asociados a la adherencia, ha contribuido a que esa población vulnerable en San Francisco acceda a tratamiento antirretroviral y aumente su adherencia: el 79% de los participantes retomó su tratamiento a los siete días de iniciado en programa, el 91% de ellos regresó a consulta a los tres meses, y el 54% consiguió la supresión viral a los seis meses. Facilitar el acceso al tratamiento (visitas sin cita previa) y estrechar la relación con los profesionales sanitarios que los atienden son factores que esta población —con problemas de salud mental y de consumo de drogas asociados— valora especialmente para continuar en tratamiento, según otro estudio asociado presentado por Madallena Conte, de la misma universidad.
Referencias y Bibliografía