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Pacientes naïve, máxima prioridad contra el VIH

Incluso en los peores momentos de la pandemia los nuevos pacientes han sido atendidos de manera presencial y con carácter de urgencia. Los expertos reconocen que han tenido dificultades para acceder a la Atención Primaria, pero destacan que el número de casos no ha experimentado grandes cambios.

JULIO 2021

Los pacientes ‘naïve’, o nuevos pacientes, son un indicador clave en la evolución de la epidemia de VIH en un país. ¿Cómo es este paciente ‘naïve’? En España se notificaron 3.244 nuevos diagnósticos en 2018. El 85,3% de ellos, hombres con una edad media de 36 años. El 47,6% presentaba diagnóstico tardío. 

Un estudio entre 473 pacientes presentado por facultativos del Hospital La Fe de Valencia en el XI Congreso Nacional de Gesida, celebrado en Toledo del 10 al 13 de diciembre de 2019, concluye que el perfil del paciente ‘naïve’ VIH en nuestro país responde a las siguientes características: hombre, homosexual o bisexual (54,9%), de nacionalidad española, con una media de edad de 37,5 años y un estadio A1 (43,6%). Entre los pacientes no españoles, sin embargo, es más frecuente la transmisión heterosexual (58,5%), la prevalencia de diagnóstico tardío es mayor y se aprecia un menor nivel de estudios.

Diagnosticar lo antes posible estos casos e iniciar también lo antes posible el tratamiento antirretroviral son los desafíos más importantes que afronta cualquier equipo de enfermedades infecciosas. Con la crisis del coronavirus, los profesionales han tenido que asumir que los pacientes no podían acceder a los servicios de Atención Primaria, o que si lo hacían era con muchas dificultades. Lo que ha podido provocar retrasos tanto en los diagnósticos como en el arranque de los tratamientos. 

“La mayor dificultad durante la pandemia ha venido por la Atención Primaria. Por eso, en el momento actual, es muy importante reforzar esa asistencia y habilitar canales para que las patologías no COVID puedan ser atendidas sin demora y con la calidad y el tiempo que se merecen”, asegura Miguel Górgolas, jefe de la división de Enfermedades Infecciosas del Hospital Universitario Fundación Jiménez Díaz, de Madrid.

“Los pacientes ‘naïve’ han sido y son atendidos de forma presencial y con carácter de urgencia en nuestra unidad. Son una prioridad”

Miguel Górgolas

jefe de la división de Enfermedades Infecciosas, Hospital Universitario Fundación Jiménez Díaz, Madrid

En cualquier caso, ni en lo peor del confinamiento, en la primavera de 2020, los nuevos pacientes de VIH fueron ‘abandonados’. La novedad y las ventajas de la telemedicina, que tienen sentido en pacientes crónicos y estables, no aplicaban tanto en su caso. No en un primer momento. Explica Górgolas: “A día de hoy, los ‘naïve’ son atendidos de forma presencial y con carácter de urgencia en nuestra unidad. Este aspecto sigue siendo una prioridad. De hecho, establecimos un circuito de atención urgente, de tal manera que cada vez que se detecta un positivo se activa un protocolo de solicitud de pruebas y primeras consultas para intentar acortar al máximo el tiempo desde el diagnóstico al inicio del tratamiento. Nuestro objetivo es que la demora en el inicio del tratamiento sea menor a 72 horas, es decir, hablamos de un tratamiento inmediato”. 

“Este circuito lo hemos mantenido incluso en los momentos más duros de la pandemia, creando circuitos seguros para los pacientes y desarrollando herramientas para que su atención no se viera afectada”, apostilla Alfonso Cabello, jefe de la sección de ETS y responsable de la Unidad de Ensayos Clínicos del mismo centro.

Con todo, la atención telemática representa un avance muy útil para el paciente con VIH, también para el ‘naïve’. Puede contribuir a un mejor seguimiento, a una mayor adherencia y, en definitiva, a una mejor calidad de vida. 

Para Cabello, “con las nuevas tecnologías podemos desde un primer momento mostrarle al paciente cuál va ser su seguimiento, en qué momentos va a ser o no presencial, y qué herramientas va a disponer para la información, el contacto o la necesidad de un cambio”. “Hay que tener en cuenta que la mayor parte de la población VIH es tecnológicamente muy competente y utiliza a diario las aplicaciones móviles. Nuestro hospital dispone de una app con la que médico y paciente interactúan de forma virtual, sin horarios fijos, a conveniencia de cada uno. Este sistema es eficaz tanto para pacientes nuevos como para los veteranos. Las visitas presenciales son necesarias, pero se van a poder espaciar más, de forma anual o incluso más. La seguridad de los nuevos fármacos permite espaciar los controles, por lo que el suministro debería hacerse para varios meses”, aventura Górgolas.

“Desgraciadamente, y tras los meses más duros de la pandemia, hemos recuperado las tasas habituales de contagio”

Alfonso Cabello

jefe de la Sección de ETS y responsable de la Unidad de Ensayos Clínicos, Hospital Universitario Fundación Jiménez Díaz, Madrid

Górgolas y Cabello coinciden en señalar que este año no parecen estar registrándose más infecciones que en años anteriores. Aunque tampoco menos en términos globales, como tal vez pudiera pensarse. “En nuestra unidad no estamos viendo cambios significativos con respecto a lo que veíamos antes de la pandemia.

Si acaso menos pacientes procedentes de otros países, principalmente de Suramérica, porque los flujos migratorios han disminuido”, afirma el primero. “Desgraciadamente, y tras los meses más difíciles, hemos recuperado las tasas habituales (de contagio)”, subraya el segundo. 

Los dos lamentan que la PrEP, que entró en vigor en España a finales de 2019, aún no se haya extendido del todo e, incluso, que se haya podido frenar debido a la emergencia sanitaria. “Ayudaría sobremanera a observar una disminución significativa”, asegura Miguel Górgolas. 

A diferencia de los ‘naïve’, los pacientes más veteranos, con una larga trayectoria con la enfermedad, están padeciendo anímicamente más la COVID-19. “Nuestra impresión es que sí”, dice Górgolas. Y lo razona: “Por dos motivos. De un lado, el miedo a adquirir la infección les ha llevado a relacionarse menos y, en cierta medida, a un mayor aislamiento social y personal, algo muy importante para su bienestar. De otro, los meses de confinamiento domiciliario han supuesto un desgaste físico y moral de gran magnitud”. Añade Cabello: “Sienten un mayor riesgo por el mero hecho de vivir con VIH. Los datos publicados no confirman ese riesgo, por eso es clave mantener la atención y dar información a este colectivo. El aspecto psicológico y la salud mental son en estas personas más importantes si cabe”. 

Para este grupo, concluye el jefe de la división de Infecciosas de la Fundación Jiménez Díaz, la visita personal es sin duda algo esencial, “mucho más que lo que ofrecen las nuevas herramientas tecnológicas”.

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