La periodista Cristina Mitre, junto con Concha Amador, especialista en Infecciosas del Hospital Comarcal de la Marina Baixa, y Jorge Garrido, director de la oenegé Apoyo Positivo, hacen en este podcast un repaso del pasado, presente y futuro del VIH. Pese a los grandes avances médicos y sociales, el VIH continúa infectando todavía a miles de personas cada año. En este episodio vamos a ver los desafíos que siguen planteándose en la lucha contra el VIH en todo el mundo y también aquí, en España.
Diferenciar entre VIH y sida, cómo y dónde se hace la prueba, cómo se tramite el virus, los tratamientos, qué significa I=I, las estrategias de prevención combinada, el fenómeno del chemsex y sus consecuencias o la educación en salud sexual son algunos de los temas que tratan los especialistas con Cristina Mitre.
Destacamos los siguientes puntos:
El número de nuevas infecciones no ha mejorado en la última década y los expertos sugieren aprovechar las oportunidades que se dan en las salas de urgencias o en atención primaria. Es necesario normalizar la prueba del VIH ya que debería considerarse como una infección más. Es importante hacer campañas de cribado entre los jóvenes y en sus espacios como institutos, universidades, festivales o zonas de ocio. En las poblaciones con mayor difícil acceso al sistema, poner en marcha unidades móviles, o crear redes de agentes de respuesta y detectar grupos clave en las ciudades.
Hay desigualdad en la atención sanitaria: los determinantes sociales afectan, ya que hay barreras para la población migrante, en personas con situación irregular en nuestro país, estudiantes internacionales en España o quienes tienen un entorno socioeconómico deprimido, para los que el VIH es su última preocupación y, además, no saben cómo acceder al sistema sanitario.
Otro reto es el manejo de las personas mayores con VIH y conseguir su bienestar a largo plazo. Con el envejecimiento, surgen las comorbilidades neuropsiquiátricas, cardiovasculares, diabetes, problemas neurológicos o tumores; y el modelo no está preparado para la atención de la cronicidad. Hay que abordar la soledad, los hábitos saludables, la polimedicación o la recogida de medicación. También hay que fomentar el autocuidado, pero a veces es difícil por los determinantes sociales de cada persona, el idioma, el desconocimiento… Las ONG hacen mucha labor en este campo, pero no se llega a todos por falta de estructuras y recursos humanos y económicos. Hay que individualizar la cronicidad y generar diferentes circuitos.
El silencio y el miedo para hablar con familiares, sanitarios o en el trabajo son los factores que favorecen el estigma en torno al VIH. Hay que educar en salud sexual y afectiva.
Hay que poner especial foco en grupos de población a veces olvidados como las mujeres y las personas transgénero, o en situaciones como la violencia de género.
Los problemas de salud mental no tienen por qué ser consecuencia directa de tener VIH, pero hay que saber tratarlos y detectarlos y la comunidad y oenegés están ayudando donde el sistema no llega a través de programas con personas altamente capacitadas y formadas, que desde su experiencia personal ayudan profesionalmente a otros a abordar mejor su infección por VIH y a tener mejores resultados en salud.
De cara a futuro hay que poner foco en la salud mental, el manejo de la cronicidad o el envejecimiento saludable porque tenemos herramientas de prevención y tratamiento para acabar realmente con el VIH clínica y socialmente. Se trata de acelerar el proceso y sentarse todas las partes para elaborar una estrategia política, administrativa, de salud pública, clínica y con las entidades comunitarias, para trabajar juntos.