Las técnicas para el cribado de displasia anal no han evolucionado en los últimos quince años. Ahora, una investigación del Hospital Ramón y Cajal permite incrementar la precisión de la detección, reducir falsos positivos y ayudar en el cribado de otros cánceres epiteliales.
El cáncer anal se ha convertido en uno de los cánceres más comunes entre las personas con VIH, especialmente en los hombres que tienen sexo con hombres, y otros pacientes inmunosuprimidos. Sin embargo, todavía no se dispone de una prueba de detección precisa, lo que dificulta la prevención.
El cáncer anal puede prevenirse detectando y tratando la lesión precancerosa, la displasia anal de alto grado, para lo que se necesita un cribado anual. El problema radica en que el método de detección —la citología anal— lleva a veces a falsos positivos. Esto obliga a realizar anoscopias de alta resolución. El incremento de estas anoscopias provoca una saturación del circuito.
En este contexto, y con ocasión de los Premios Visionarium, el ‘hub’ de innovación de Gilead y Esade Entrepreneurship Institute, surge BioScan, una iniciativa del Hospital Ramón y Cajal que busca el desarrollo de una herramienta de diagnóstico precisa capaz de mejorar la identificación de lesiones precancerosas anales y reducir la incidencia del cáncer anal.
“Si conseguimos desarrollar una herramienta autogestionable por el paciente como los test de covid, mejoraría también el estigma asociado a estas consultas médicas y se reducirían las molestias inherentes a precisar revisiones periódicas en el hospital”, explica Sergio Serrano Villar, médico del servicio de Enfermedades Infecciosas del Hospital Ramón y Cajal de Madrid, y uno de los investigadores del proyecto premiado.
En estudios previos, en los que el equipo analizaba las bacterias anales de personas con lesiones precancerosas, se detectaron dos moléculas producidas por bacterias del epitelio anal cuyos valores resultan altamente predictivos y que, por tanto, pueden ser útiles como biomarcadores para una detección precoz de este tipo de tumores.
El rendimiento de esta detección fue superior al de la prueba diagnóstica de referencia, la citología anal. “Hemos validado y protegido dos metabolitos producidos por el microbioma anal con una precisión superior al 90 % en la detección de lesiones precancerosas (displasia anal), reduciendo los falsos positivos en cuatro veces en comparación con la citología anal”, asegura Serrano.
En este proyecto, el equipo se propone el desarrollo de un producto de diagnóstico basado en los biomarcadores identificados en los estudios previos que permita mejorar la prevención en poblaciones susceptibles y que sea fácilmente accesible e implementable en los sistemas de salud.
Esto implicará el diseño y la validación del producto de diagnóstico, y la evaluación de su eficacia, viabilidad y rentabilidad a través de un ensayo en una población diversa de individuos con riesgo de padecer cáncer anal. Además, se testará el uso de torundas (apósitos esféricos) anales como método no invasivo que permita una fácil auto recolección de muestras.
“Las técnicas para el cribado de displasia anal no han evolucionado en los últimos 15 años. Si conseguimos acercar nuestro descubrimiento a la clínica, se trataría de la primera aplicación diagnóstica de la investigación traslacional centrada en el microbioma. Creemos que estos metabolitos podrían ayudar en el cribado de otros cánceres epiteliales, como el cáncer de cérvix o el de colon. De confirmarse esta asociación, su utilidad podría extenderse a otros cánceres”, concluye Serrano.