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Día Mundial del Sida 6. Tres pasos para una nueva estrategia mundial

Desigualdades, tecnología e inversión, pilares sobre los que ONUSIDA basa alcanzar el éxito deseado en 2030.

DICIEMBRE 2022

La declaración del secretario general de Naciones Unidas, Antonio Guterres, ante la Asamblea General, presentada por su jefe de gabinete, Courtenay Rattray, en mayo describió los tres pasos inmediatos para revertir las tendencias actuales y volver al buen camino. «En primer lugar, debemos abordar las desigualdades, la discriminación y la marginación de comunidades enteras, que a menudo se ven exacerbadas por leyes, políticas y prácticas punitivas», dijo Rattray.

Además, hizo un llamamiento a reformas políticas para reducir los riesgos del VIH en las comunidades marginadas, incluidos los trabajadores sexuales, las personas usuarias de drogas por vía intravenosa, las personas encarceladas, las personas transexuales y los homosexuales. Y llamó la atención sobre cómo el estigma está obstaculizando la salud pública: «El estigma perjudica y hace daño a todos. Por el contrario, la solidaridad social nos protege a todos».

Para ONUSIDA, el segundo paso pasa por garantizar el intercambio de tecnologías sanitarias, incluidos los antirretrovirales de acción prolongada, para ponerlas a disposición de las personas en todos los países del mundo. Y el tercer paso es aumentar los recursos disponibles para combatir el sida. «Invertir en sida es invertir en seguridad sanitaria mundial. Permite salvar vidas y ahorrar dinero».

Para Guterres, todavía es posible que los líderes vuelvan a encarrilar la respuesta. Esto requiere tanto acción nacional como solidaridad internacional. El año pasado, los países de Naciones Unidas acordaron una hoja de ruta, establecida en la Declaración Política sobre el VIH y el SIDA, que puede acabar con el sida en 2030 si sus líderes la cumplen. El paquete aprobado incluye servicios dirigidos por la comunidad y centrados en las personas; defensa de los derechos humanos, eliminación de leyes punitivas y discriminatorias, y lucha contra el estigma; empoderamiento de niñas y mujeres; igualdad de acceso al tratamiento, incluidas las nuevas tecnologías sanitarias; y servicios de salud, educación y protección social para todos.

“El estigma perjudica y hace daño a todos. Por el contrario, la solidaridad social nos protege a todos”

Courtenay Rattray

Jefe de gabinete de Antonio Guterres, secretario general de la ONU

Para trazar el futuro de la respuesta al VIH, se ha desarrollado un conjunto de metas intermedias para 2025 que pretenden volver a centrar al mundo en el objetivo del VIH para 2030, dentro de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS). En el centro de este marco están las personas que viven con VIH y las comunidades de riesgo, que requieren un conjunto integral de servicios para prevenir las infecciones, diagnosticar nuevas infecciones y tratar a las personas que viven con el virus.

Para 2025, se da prioridad a los servicios de salud sexual y reproductiva para mujeres que viven con VIH o que presentan un riesgo elevado de infección. Se pretende asimismo revitalizar el impulso mundial para eliminar las nuevas infecciones por VIH en niños y garantizar que estos tengan acceso oportuno a los servicios de tratamiento que salvan vidas.

Si se alcanzan los objetivos y compromisos apuntados, el número de personas que contraen VIH bajará de 1,5 millones en 2020 a menos de 370.000 en 2025, y el número de personas que mueren por enfermedades relacionadas con el sida de 680.000 a menos de 250.000 en el mismo periodo, indica el informe de ONUSIDA. El objetivo de eliminar las nuevas infecciones por VIH infantil hará que el número total de nuevas infecciones se reduzca de unos 150.000 a menos de 22.000 en 2025.

Todo está enfocado, como se ve, en crear un entorno propicio para la eliminación del sida, según está definido en los objetivos 10-10-10: que menos de un 10% de países mantengan entornos jurídicos y de política que denieguen o limiten el acceso a los servicios; que menos de un 10 % de las personas que viven con VIH o pertenezcan a poblaciones clave experimenten estigmatización y discriminación; y que menos del 10% de las mujeres, niñas, personas que viven con VIH o pertenezcan a poblaciones clave sufran desigualdad y violencia de género. 

50 millones de vidas salvadas

«Hemos hecho enormes avances», declaró en su informe anual el Fondo Mundial de Lucha contra el Sida, la Tuberculosis y la Malaria, una alianza global creada en 2002 para combatir estas tres enfermedades, cuya tasa de mortalidad se redujo a la mitad desde entonces. «Pero nuestro combate no ha terminado», avisa.

El Fondo Mundial quiere recaudar al menos 18.000 millones de dólares para sus programas de 2024 a 2026. El organismo considera que esta financiación contribuiría a reducir en casi dos tercios las muertes debidas a estas enfermedades y salvaría 20 millones de vidas, así como evitaría 450 millones de nuevas infecciones.

Para ello, el 21 de septiembre se celebró en Nueva York un encuentro de donantes organizado por el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, con el objetivo de cumplir con la Séptima Reposición del Fondo Mundial. La respuesta ha sido muy alentadora. Se han alcanzado, de momento, compromisos por más de 14.250 millones de dólares para el trabajo de la asociación durante los próximos tres años. Ha sido la cantidad más alta jamás alcanzada por una organización multilateral de salud, pero estuvo muy por debajo de la ambiciosa meta de 18.000 millones de dólares, después de que Reino Unido e Italia dijeran que harían sus anuncios de donación más adelante.

La conferencia reunió a más de 45 países (incluidos 18 jefes de Estado y de Gobierno), socios multilaterales, empresas del sector privado y organizaciones comunitarias y de la sociedad civil. Desde Estados Unidos (6.000 millones de dólares) a la Unión Europea como entidad y sus estados miembros en particular (4.000 millones en conjunto) se han incrementado notablemente las aportaciones al fondo, al que se han adherido nuevos países como socios. De igual manera, la aportación del sector privado también ha aumentado notablemente, hasta 1.230 millones de dólares.

“Tenemos que acelerar los esfuerzos si queremos recuperar plenamente el terreno perdido y retomar el buen camino para poner fin a estas enfermedades de aquí a 2030”

Peter Sands

Responsable del Fondo Mundial de Lucha contra el Sida, la Tuberculosis y la Malaria

El responsable del Fondo Mundial, Peter Sands, ha señalado que “en un momento en que el mundo se enfrenta a un desafío político y económico agudo y a desastres provocados por el clima, se ha conseguido una movilización de recursos sin precedentes para la salud mundial”, y agradeció el esfuerzo realizado por Estados Unidos en la celebración del evento.

Señaló, sin embargo, que «aunque la mayoría de los países que luchan contra el VIH, la tuberculosis y la malaria han empezado a recuperarse de los estragos de la COVID-19, tenemos que acelerar los esfuerzos si queremos recuperar plenamente el terreno perdido y retomar el buen camino para poner fin a estas enfermedades de aquí a 2030».

Para Sands, los 50 millones de vidas salvadas en dos décadas gracias a las aportaciones del Fondo son «la prueba de que el compromiso mundial puede hacer retroceder en el mundo las enfermedades infecciosas más mortíferas»

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