La evolución que ha vivido nuestro país en las últimas décadas ha permitido mejorar la calidad de vida de las personas que viven con VIH y lograr que más de la mitad de ellas sea mayor de 50 años. El abordaje del VIH hoy va más allá de la indetectabilidad y ha de tener en cuenta otros factores que influyen en la calidad de vida de los pacientes a largo plazo. Hablamos, sobre todo, de las comorbilidades asociadas al envejecimiento de los pacientes y el estigma, que aún existe en la sociedad. Esta es la conclusión más importante de la reunión de la Sociedad Española Interdisciplinaria del Sida (SEISIDA) 2021, que se ha celebrado a comienzos del mes de octubre.
La lucha contra el VIH sigue dando nuevos pasos. La infección ha pasado de ser una enfermedad potencialmente mortal a convertirse en una patología crónica y manejable gracias a los avances en los tratamientos antirretrovirales. Mientras se sigue investigando en alternativas para eliminar el virus, el foco en el manejo del paciente ha cambiado o, al menos, evolucionado. Se trata de ir más allá de la indetectabilidad y tener en cuenta otros factores que influyen en la vida de las personas que viven con el virus, principalmente las comorbilidades debidas al envejecimiento y el estigma que aún existe en la sociedad.
Esta ha sido una de las principales conclusiones extraídas de la reunión anual de la Sociedad Española Interdisciplinar del Sida (SEISIDA), que en esta ocasión llevaba como lema “Separados por la COVID-19, pero más juntos que nunca”. La ministra de Sanidad, Carolina Darias, que fue la encargada de inaugurar las jornadas, dio inicio a las sesiones remarcando precisamente este aspecto. No sólo hizo referencia a los tres objetivos de ONUSIDA para 2030 (el llamado 95-95-95: que el 95% de las personas con VIH esté diagnosticada, el 95% de éstas tratado y el 95% de las tratadas con carga viral indetectable), sino que nombró un cuarto objetivo, haciendo un claro guiño a la calidad de vida de las personas con VIH: “Junto a los objetivos generales, tenemos la meta del 0% de discriminación hacia las personas con VIH en 2030. Esto debe marcar la agenda en los próximos años. Es un imperativo lograrlo para el año 2030”, subrayó.
“Junto a los objetivos generales, tenemos la meta del 0% de discriminación hacia las personas con VIH en 2030. Esto debe marcar la agenda en los próximos años. Es un imperativo lograrlo para el año 2030”
Carolina Darias
Ministra de Sanidad
Durante tres días, y de manera virtual, los principales expertos del país en materia de VIH han debatido en el congreso sobre el futuro de la pandemia y sobre cómo alcanzar los objetivos marcados por la ONU para 2030. El protagonismo en esta ocasión ha recaído en las poblaciones más vulnerables que se encuentran en situación de exclusión. La presidenta de SEISIDA, Concha Amador, reconoció que, a pesar de la pandemia de COVID-19, “no hemos parado: hemos seguido con todas nuestras actividades, focalizadas en mejorar la calidad de vida de las personas que viven con VIH, acabar con el estigma y contribuir al desarrollo de estrategias que permitan un diagnóstico precoz”.
En ese camino de “cero discriminaciones”, la ministra Darias destacó uno de los proyectos que persiguen ese gran objetivo. Se trata del pacto social por la no discriminación y la igualdad de trato asociado al VIH, un proyecto “fruto del consenso”. Suscrito por los agentes clave en la respuesta al VIH, entre ellos SEISIDA, su puesta en marcha hace menos de tres años ha seguido viva durante toda la pandemia. “Nos ha permitido realizar avances importantes en la respuesta frente al estigma y frente a la discriminación asociados al VIH”, destacó la ministra.
Como apunta el doctor Juan Carlos López Bernaldo de Quirós, experto clínico e investigador del Hospital Gregorio Marañón de Madrid y ex presidente de SEISIDA, “España sigue teniendo el problema del diagnóstico tardío. En 2017 había 20.000 personas no diagnosticadas; esta situación no ha variado desde 2010”
Juan Carlos López Bernaldo de Quirós, experto clínico e investigador del Hospital Gregorio Marañón de Madrid y ex presidente de SEISIDA, quiso destacar en la jornada inaugural que, “aunque en 2020 la estrategia era 90-90-90, los datos muestran que, hoy día, las cifras mundiales difieren mucho”. “En España estamos un poco mejor. En relación a Europa, vamos por detrás en términos de diagnóstico, pero en una buena posición en lo referente al tratamiento y el control del VIH”, añadió. Con todo, se mostró optimista en cuanto a lograr el objetivo para 2030. “Nos falta apenas el 2,1% de personas con VIH que reciba tratamiento”, destacó, “si bien se ‘escapa’ una población que, habiendo estado tratada, ha desaparecido del radar sanitario”. A su juicio, el tercer objetivo, que el 100% de las personas tratadas alcancen una carga viral indetectable, “es más sencillo porque el fracaso virológico es muy poco frecuente”, dijo.
La pregunta es cómo alcanzar ese 5% que nos falta. El doctor López Bernaldo de Quirós señaló otra de las claves en esta lucha: “España sigue teniendo el problema del diagnóstico tardío. En 2017 había 20.000 personas no diagnosticadas; esta situación no ha variado desde 2010. El porcentaje de personas no diagnosticadas es estable desde esa fecha. Uno de cada cinco pacientes que se diagnostica presenta enfermedad avanzada” advirtió.
Además de demandar más programas de información y concienciación, la extensión de la PrEP (profilaxis pre exposición) en toda España y la transferencia de datos desde el lugar del diagnóstico para iniciar el tratamiento cuanto antes, el investigador del Gregorio Marañón apuesta por el cribado en todos los estamentos de la sanidad. “Está justificado científicamente. No podemos dejar pasar más oportunidades pérdidas”, denunció.
