Cuando se integran los servicios relacionados con el VIH y otros servicios de salud, los resultados sanitarios pueden mejorar. Y reforzar los sistemas de salud. Y apoyar el avance hacia la cobertura universal de salud.
“Poner a las personas en primer lugar significa que, ya sea en el diseño de ensayos clínicos o en la implementación de nuevas políticas y programas, las personas que viven con VIH o están afectadas por el virus no solo deben ser beneficiarias sino actores que impulsen nuestros esfuerzos”, dijo Sharon Lewin, presidenta de la IAS y copresidenta internacional de AIDS 2024, durante la celebración del encuentro.
En los últimos años se ha producido un marcado cambio hacia la integración. Aunque todavía son minoría, un número cada vez mayor de países cuenta con planes estratégicos nacionales contra el VIH que están integrados con otras enfermedades, y con estrategias o planes de salud más amplios. 39 de los 151 países informantes del informe de Onusida tienen estrategias o políticas de salud nacionales que integran la respuesta al VIH, siete más que en 2022. De los 60 países que han adoptado planes de cobertura universal de salud, 38 incluyen la terapia antirretroviral y 21 la profilaxis preexposición en sus paquetes de beneficios y financiación de salud.
“Las personas que viven con el VIH o están afectadas por él no solo deben ser beneficiarias sino actores que impulsen nuestros esfuerzos”
Sharon Lewin
Presidenta de la IAS y copresidenta internacional de AIDS 2024
Estos cambios están dejando huella. No es sólo lo ya apuntado, también la utilización de servicios no relacionados con el VIH también tiende a aumentar. Por ejemplo, el tratamiento vinculado o integrado de la tuberculosis (TB) y el VIH para las personas que viven ambos evitó aproximadamente 6,4 millones de muertes entre 2010 y 2022. Las intervenciones que previenen y tratan el VIH, las infecciones de transmisión sexual y las hepatitis virales pueden ser rentables y ahorrar costes, especialmente cuando se combinan.
Los servicios integrados para el VIH y la salud sexual y reproductiva aún no están generalizados, y tampoco hay ejemplos operativos de servicios integrados para el VIH y las enfermedades no transmisibles, especialmente en el África subsahariana. El aumento de las emergencias humanitarias relacionadas con conflictos y provocadas por el cambio climático subraya la necesidad de respuestas integradas que aborden las necesidades de salud, nutrición y seguridad de las personas. El informe de Onusida concluye que los beneficios dependen del contexto y requieren una serie de cambios favorables. Por ejemplo, una dotación de personal adecuada, sistemas de salud eficaces y medidas decisivas para prevenir la estigmatización y la discriminación. Además, es vital que la integración se lleve a cabo de forma que refuerce los principios centrados en la persona y basados en la equidad que definen los programas más exitosos de VIH.