Un equipo de investigadores británicos acaba de confirmar lo que ya se sospechaba desde hace tiempo: la existencia de una cepa de VIH más virulenta que la ‘clásica’. Su aparición nos recuerda algo que parecía olvidado: que el virus sigue con nosotros y no hay que bajar la guardia. La buena noticia es que la respuesta a esta amenaza está en nuestras manos y es eficaz: se llama diagnóstico precoz, a través de la realización de pruebas, e inicio temprano del tratamiento.
“¿Cuánto de preocupante es un mosquito asesino encapsulado en una gota de ámbar? Pues eso”. Quien pone el ejemplo es Javier Martínez Picado, investigador del Instituto Catalán de Investigación y Estudios Avanzados (ICREA), perteneciente al Instituto de Investigación del Sida (IrsiCaixa). Con él, pretende ilustrar la preocupación que causa la confirmación de la nueva variante de VIH, denominada VB.
A juicio del investigador del ICREA, lo interesante del estudio británico es que ha puesto en evidencia que el virus del VIH puede mutar a una variante más peligrosa. “Si el VIH fuese un virus respiratorio en lugar de un virus que se transmite por fluidos, seguramente tendríamos una buena cantidad de variantes más virulentas y transmisibles”, subraya. En la lucha contra el VIH, “lo vital es tener el diagnóstico lo más rápido posible e iniciar el tratamiento lo antes posible, además de mantener la vigilancia epidemiológica”.
De igual manera se expresa el doctor Antonio Antela, responsable de la unidad de Enfermedades Infecciosas del Hospital Clínico de Santiago de Compostela: “Cuando uno lee los titulares de prensa sobre esta nueva variante de VIH, que dicen que se transmite más fácilmente y es más virulenta, casi entra en pánico. Pero cuando se lee el estudio, entonces te das cuenta de la realidad”.
Esta nueva variante no hace que suene ninguna alarma porque los investigadores sitúan su origen a finales de la década de los ochenta —cuando la epidemia estaba descontrolada— y su circulación a principios de los 2000. De hecho, a partir de 2010 desaparece su incidencia.“Entre otros factores, por la introducción de los modernos tratamientos antirretrovirales, que impidieron que prosperara y que consiguen que el virus sea indetectable y, por lo tanto, intransmisible”, dice Martínez Picado.
Esta es la clave. Todos los expertos consultados coinciden en que no hay en circulación actualmente variantes resistentes a los tratamientos actuales: ni la recién descubierta, que no está en circulación, ni ninguna otra. Por lo menos, a los tratamientos robustos, cuya eficacia se da en cualquier escenario y ante cualquier paciente. “Eso es lo que hay que decir”, afirma Antela. “No son todos iguales. Cuando hablo de los tratamientos eficaces me refiero a los que tienen una barrera genética elevada, lo que evita la resistencia del virus al tratamiento, y son bien tolerados, seguros y fáciles de tomar. Estos son los que hacen que una persona con VIH que comience hoy el tratamiento lo pueda ingerir sin problema durante décadas y pueda llevar una vida normal”, explica.
“El problema es que todavía hay demasiadas personas sin diagnosticar con VIH en España: alrededor de un 13% de las personas infectadas”
Antonio Antela
Responsable de la unidad de Enfermedades Infecciosas del Hospital Clínico de Santiago de Compostela
El doctor Antela incide en ese aspecto y añade que “el problema es que todavía hay demasiadas personas sin diagnosticar con VIH en España: alrededor de un 13% de las personas infectadas”. “Uno de los aspectos positivos del estudio es que se pone en evidencia que existe un mecanismo de vigilancia que permite detectar exactamente las variantes, las mutaciones. Lo que pasa es que estamos en un momento en el que es muy fácil hacer un paralelismo con la pandemia de la Covid 19, que es un virus totalmente distinto que se transmite por otras vías más eficientes, como la respiratoria, y cuyas mutaciones se han producido de manera muy rápida. Alguien puede pensar que va a ocurrir lo mismo con el VIH, y esto no es así”, asegura. Y zanja con igual contundencia: “Esto es lo que hay que dejar claro: son dos virus distintos, su dinámica es distinta y el mecanismo de transmisión es distinto”.
Con todo, sí es cierto que las personas portadoras de la nueva variante del VIH que no fueron tratadas presentaban una carga viral (presencia del virus en la sangre) entre 3,5 y 5,5 veces mayor que con otras variantes ‘clásicas’. La tasa de disminución de células CD4 (las células que se encargan de la fabricación de anticuerpos para combatir las infecciones) en ellas es cuatro veces más rápida, por lo que la posibilidad de desarrollar sida se acelera. Al mismo tiempo, los individuos con la variante VB también muestran un mayor riesgo de transmitir el virus a otras personas. 1
“Los individuos con la variante VB tuvieron una recuperación del sistema inmunitario y una supervivencia similares a las de los individuos con otras variantes del VIH”
Antonio Antela
Lo que resulta tranquilizador, y conviene destacar, es que, tras iniciar el tratamiento, “los individuos con la variante VB tuvieron una recuperación del sistema inmunitario y una supervivencia similares a las de los individuos con otras variantes del VIH”, según el doctor Antela. Sin embargo, el estudio indica que, dado que la variante degenera el sistema inmunitario de manera más rápida1, es fundamental que los individuos con VB sean diagnosticados de forma temprana y comiencen el tratamiento lo antes posible. Algo en lo que, por otra parte, se incide tanto para esta variante como para el resto de las variantes del VIH.