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Prevenir, mucho más que usar el condón

Se trata de un nuevo enfoque que supera lo biomédico y añade otras medidas asociadas a intervenciones sobre la conducta, la justicia social y la protección de los derechos.

MARZO 2025

La prevención del VIH ha evolucionado desde la aparición del virus hace cuatro décadas. En un primer momento, y hasta fechas relativamente cercanas, esas estrategias estaban focalizadas en intervenciones biomédicas, es decir, en la utilización del preservativo o en la esterilización de los materiales utilizados con las drogas inyectables, entre otras.

El primer gran cambio llegó con la aparición de los tratamientos antirretrovirales. No sólo sirvieron para cronificar la infección del VIH sino que se convirtieron también en un método eficaz de prevención para los afectados: las personas con VIH que toman los medicamentos de manera adecuada y suprimen y mantienen así su carga viral no transmiten el virus.

Sin embargo, la estrategia de prevención contra el VIH va hoy más allá de las medidas de prevención existentes. Se trata de un nuevo enfoque para abordar la prevención en conjunto, aplicando medidas biomédicas y, a la vez, trabajando en factores relacionados con el comportamiento humano. Es decir, añadiendo otras medidas asociadas a intervenciones sobre la conducta, la justicia social y la protección de los derechos.

Todas ellas son intervenciones dirigidas a promover el diagnóstico precoz del VIH, la continuidad de la atención sanitaria y el tratamiento.

El objetivo es diseñar una prevención más personalizada, atendiendo las necesidades de grupos específicos y poblaciones vulnerables: es lo que se llama prevención combinada. “La prevención es un término que hay que definir porque el diagnóstico, por sí solo, ya es prevención. La prevención ya sabíamos que reducía la incidencia del VIH. La otra parte sería el uso de antirretrovirales, que puede ser para personas con VIH o para personas que no tienen VIH. En ambos casos, es prevención”. explica Michael Meulbroek, fundador y presidente de Barcelona CheckPoint.

Para Meulbroek, en la prevención combinada se trata de promocionar conductas más saludables, “y eso no implica no tener relaciones sexuales variadas”. “La gente debería ser libre en su desarrollo personal y buscar su estrategia individual para evitar una infección del VIH. Justamente, ahí es donde entra el tema de los derechos humanos: se trata de respeto. Antes, cuando se hablaba de medidas sobre las conductas, se incidía en el uso del preservativo o en el número de ‘partners’ sexuales. Pero yo creo que las conductas van mucho más allá. Hacerse la prueba de forma regular también es un cambio de conducta. O cuando la persona decide incorporar en su estrategia de prevención el uso de la PrEP, eso también es un cambio de conducta”, explica.

Ángel Rivero, especialista del área de enfermedades infecciosas del Hospital Germans Trias i Pujol y responsable médico del centro BCN CheckPoint, pone el foco en el tratamiento para personas sin VIH. “Se debería plantear como un objetivo para aquellas poblaciones con exposición al VIH y alta probabilidad de transmisión, complementando así la estrategia para el control del virus. No obstante, su implementación no debería ir nunca en detrimento de las estrategias previas”.

Foco en poblaciones vulnerables

Rivero añade que las asociaciones y su necesaria implicación en el proceso de acceso “deberían ser un facilitador para alcanzar a poblaciones minoritarias y no tan minoritarias”.

Según la Organización Mundial de la salud (OMS), la epidemia de VIH se mantiene principalmente debido a focos de altos índices de transmisión. Es aquí donde deben centrarse los esfuerzos de prevención del VIH, aseguran los expertos. Estos focos incluyen poblaciones clave como los profesionales del sexo y sus clientes, hombres que tienen relaciones sexuales con hombres y personas que consumen drogas intravenosas.

Para Meulbroek, “la parte que afecta a las personas con VIH ha avanzado muchísimo, pero en el uso de tratamientos para personas que no tienen VIH nos hemos quedado muy atrás de los objetivos, y esto es en lo que lo que se debería trabajar mucho más”. Denuncia el presidente del BCN Checkpoint: “Tenemos los conocimientos desde 2010, estamos en 2024 y la implementación es mínima, muy por debajo del objetivo europeo de 500.000 personas”.

“Un acceso deficitario al sistema sanitario y la dificultad para vincular a las poblaciones vulnerables de manera flexible hacen que este grupo acabe fracasando en el seguimiento de los tratamientos preventivos. Crear espacios dirigidos a estas poblaciones, flexibilizar los servicios e incluso hacer campañas de información focalizados en esta población son claves”, afirma Ángel Rivero.

“Un acceso deficitario al sistema sanitario y la dificultad para vincular a las poblaciones vulnerables de manera flexible hacen que estos grupos acaben fracasando en el seguimiento de los tratamientos preventivos”

Ángel Rivero

Especialista del Área de Enfermedades Infecciosas del Hospital Germans Trias i Pujol

Los programas de prevención combinada, dice la OMS, deben adaptarse a las necesidades. Además, deben concentrar los recursos. Las intervenciones estructurales permiten crear un entorno favorable a las medidas preventivas sinérgicas de los componentes biomédicos y comportamentales.

Es importante conseguir que las comunidades afectadas se vinculen plenamente a estos programas. “Un tratamiento de prevención no es únicamente una responsabilidad del equipo médico, es una responsabilidad compartida. Cuando la persona desea incorporarlo en su estrategia de prevención nadie lo puede decidir por ella, uno mismo sabe lo que está haciendo en su vida privada, en su intimidad y su sexualidad”, apostilla Meulbroek.

“Cuando la persona desea incorporar el tratamiento en su estrategia de prevención, nadie lo puede decidir por ella. Uno sabe lo que está haciendo en su vida privada, en su intimidad y su sexualidad”

Michael Meulbroek

Fundador y presidente de Barcelona CheckPoint

Rivero propone también medidas concretas: “Flexibilizar las entregas de medicación o, incluso, la creación de servicios transfronterizos entre los diferentes países europeos deberían ser prioridades para poder dar atención a estas poblaciones independientemente del país en el que se encuentren”.

El especialista del Hospital Germans Trias i Pujol considera crucial la atención a poblaciones en situación de exclusión socioeconómica. “Aquí, las labores de trabajo social son clave para identificar factores de riesgo que impiden acudir a las visitas o a las recogidas de medicación”.

Flexibilidad y adaptación

El presidente de Barcelona CheckPoint cree que la PrEP ha llegado tarde a España y sin ninguna preparación para su implementación. “Únicamente, médicos de infecciosas pueden prescribirla. Y solo los especialistas pueden ofrecer la medicación en los hospitales. Eso genera un cuello de botella porque las mismas personas que atienden a personas con VIH tienen ahora que atender ahora también a las personas con PrEP. La cosa tendría que ser mucho más sencilla”.

“A principios de los 2000 se decía que la prueba del VIH solo la podían hacer el personal de enfermería o los médicos. Nosotros rompimos el modelo: hicimos la prueba en asociaciones, nos formamos y adaptamos para ser capaces de incorporar este servicio. El resultado fue que se incrementaron las pruebas y diagnósticos. Era una oportunidad para comenzar el tratamiento y estar indetectable y, por tanto, no transmitir la VIH. Ahora debería ser lo mismo”. Explica Meulbroek que en su asociación han tratado de simplificar al máximo. El programa lo lleva enfermería. El médico interviene en la primera visita. “Después, a partir del segundo año, los controles físicos son dos veces al año, en lugar de cuatro. Las otras dos veces se suplen en casa con un autotest que se envía después a enfermería. Pero hay que adaptarse a las necesidades de cada persona”, advierte.

Seguir innovando es fundamental. Esto incluye, naturalmente, una mejor tecnología —preservativos más eficaces, nuevos dispositivos para la circuncisión masculina, antirretrovirales de efecto prolongado…—, pero también acceso a la información y al tratamiento, reducción de daños, defensa de los derechos humanos, reducción del estigma, ampliación de los servicios comunitarios o el uso de nuevos medios de comunicación, entre otras estrategias. Y todo en un marco de una educación sexual integral.

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