El corazón es el eje central del aparato cardiovascular, encargado de llevar oxígeno y nutrientes a todo el cuerpo a través de la sangre.
A medida que envejecemos, el riesgo de padecer una enfermedad cardíaca aumenta, con independencia de vivir o no con VIH, ya que el corazón debe trabajar más intensamente para bombear la sangre.
Con el nombre de enfermedad cardiovascular nos referimos a una serie de problemas de salud que incluyen la cardiopatía coronaria, el ictus, la trombosis venosa profunda (o coágulos de sangre) y el infarto. Si las sumamos todas, estas afecciones representan la primera causa de mortalidad en nuestro país
Existen causas de carácter genético. También pueden provocar incidentes cardíacos el estrés, el exceso de deporte y otras patologías. Pero el estilo de vida de las personas es la que tiene más importancia e incidencia: el tabaco, el consumo excesivo de alcohol, ingerir demasiadas grasas saturadas y hacer poco ejercicio son factores negativos decisivos.
Las personas que viven con VIH tienen un riesgo mayor de desarrollar enfermedad cardíaca.
Hay numerosas razones que lo explican. Una de ellas, el impacto del virus en tu cuerpo. Pero no sólo eso: también influyen tu estilo de vida y tus antecedentes familiares. Además, algunos fármacos (no todos) utilizados para tratar el VIH aumentan este riesgo.
Las estadísticas revelan que las personas que viven con VIH fuman más que las seronegativas. Y los fumadores tienen el doble de posibilidades de sufrir un ataque cardíaco que los no fumadores. Por eso, las personas que viven con VIH deben cuidar especialmente su corazón.
La prevalencia de diabetes e hipertensión es también mayor en las personas con VIH, por lo que también esto incrementa su riesgo de padecer una enfermedad cardíaca..
Es muy importante que revises tu estilo de vida, y sobre todo tu dieta y el consumo de tabaco. Sigue una dieta saludable, haz ejercicio regularmente y deja de fumar cuanto antes. Nunca es tarde. Dejar el tabaco es la mejor decisión que puedes tomar para cuidar tu corazón.
Mide con regularidad tu presión arterial y tus niveles de colesterol. Comprueba si eres diabético o si tienes riesgo de serlo. Y chequea con tu médico el tratamiento que sigues contra el VIH.
Existen diferentes fármacos para tratar la enfermedad cardíaca. Trabajan en diferentes direcciones: diluyendo la sangre, reduciendo el nivel de colesterol, controlando la hipertensión o ensanchando los vasos sanguíneos.
Comenzar el tratamiento antirretroviral cuanto se diagnostica el VIH puede prevenir o reducir el riesgo de enfermedad cardíaca.
Referencias y BibliografíaTodo sobre los efectos del VIH en el organismo y claves para poder llevar una vida larga y plena.
