Los riñones son esenciales para eliminar y expulsar del cuerpo las sustancias de desecho. Regulan la presión arterial, controlan los niveles de sales y minerales en la misma, y contribuyen a mantener el balance hídrico del cuerpo y un equilibrio general de fluidos.
Los problemas renales que puedes padecer no tienen por qué deberse necesariamente al VIH. También influyen tu edad, tu estilo de vida, tu genética, los medicamentos que tomas y otras patologías crónicas que puedes presentar: lupus, diabetes hepatitis C, presión arterial alta… El 16% de la población presenta tarde o temprano algún tipo de enfermedad renal. Este porcentaje aumenta al 30% en las personas que viven con VIH.
Las patologías renales son más frecuentes en las personas que viven con VIH.
La hipertensión y la diabetes son los dos principales factores de riesgo para desarrollar enfermedad renal. Pues bien, ambos son más comunes entre los pacientes con VIH.
El tabaco, el alcohol o el consumo de drogas son también indicadores de riesgo para el riñón, y su prevalencia vuelve a ser más alta entre las personas que viven con VIH.
Tener una carga viral alta, valores bajos de linfocitos CD4 0 estar infectado por el virus de la hepatitis C aumentan también el riesgo de daño renal. El riesgo de enfermedad renal también aumenta con algunos de los fármacos que se utilizan para tratar el VIH, pero no con todos ellos.
Un VIH poco o mal controlado puede extenderse hasta las células renales, donde se multiplica provocando un daño renal conocido como nefropatía asociada al VIH o NAIV.
Estos son algunos de los factores de riesgo más importantes que debes tener en cuenta:
• Antecedentes familiares
• Dieta pobre y vida sedentaria
• Consumo excesivo de alcohol y tabaco
• Uso de drogas
• Hipertensión y/o diabetes
• Carga viral de VIH alta en la sangre
• Hepatitis C
• Consumo alto de medicamentos
Todo sobre los efectos del VIH en el organismo y claves para poder llevar una vida larga y plena.