Si tienes VIH, puedes beber alcohol a no ser que tu médico te diga expresamente lo contrario.
El consumo de alcohol tiene peores efectos en las personas que viven con VIH. Y éstas, por lo general, presentan índices de bebida más altos de lo normal. Por eso, es importante reducir ese consumo a no más de 14 unidades semanales, que es la recomendación general para todo tipo de personas.