En relación con el VIH, se considera discriminación cualquier situación que conduce a una distinción arbitraria entre las personas por razón de su estado de salud o su estado serológico confirmado o sospechado. La discriminación puede ser el resultado de una acción o una omisión.
A pesar de todos los avances registrados en relación con el tratamiento del VIH, el éxito terapéutico no ha conseguido vencer el estigma y la discriminación, que siguen siendo un gran obstáculo para muchas personas. Y mientras el estigma y la discriminación no se superen, la calidad de vida de las personas que viven con VIH no mejorará.
El estigma real o percibido por las personas que viven con VIH puede tener un impacto directo en sus vidas.
A todo esto se añade el autoestigma, es decir, el impacto psicológico que todo lo anterior (rechazo, prejuicios, miedo…) tiene en la persona que vive con VIH, algo que puede llevar incluso a la culpabilización, al aislamiento o a la depresión. Informarte, conocer tus derechos y buscar apoyo son medidas esenciales para poder alcanzar una vida plena.
El estigma puede ser reducido a través de estrategias de intervención como la información, el consejo, la adquisición de habilidades y el contacto con personas afectadas. Esto requiere trabajar tanto con la población general (estigma confirmado y discriminación) como con las personas con VIH (estigma percibido o autoestigma).
Una herramienta fundamental es la educación. Diversos estudios han demostrado que las personas mal informadas o desinformadas acerca de la transmisión del VIH tienen más probabilidades de desarrollar actitudes discriminatorias. Hay que velar también por un adecuado tratamiento jurídico de la discriminación por VIH y la promoción de denuncias por parte de las personas que la sufren.
En este sentido, es importante tanto que las personas con VIH conozcan bien sus derechos, como la formación de los juristas y jueces en este ámbito. Sin olvidar a los medios de comunicación, que pueden convertirse en agentes decisivos contra el estigma. Es necesario fomentar la utilización de conceptos correctos y el uso de un lenguaje preciso que permitan comunicar mensajes libres de prejuicios sobre las personas afectadas por el VIH y sus entornos.
Referencias y Bibliografía