La persona que recibe la noticia de que es seropositiva, es decir, que tiene VIH, sufre un fuerte impacto emocional que hay que gestionar lo mejor posible. En ese momento, te asaltan dudas y miedos, muchos de ellos relacionados con el estigma y la discriminación que todavía se asocian a la enfermedad.
Pero no debes olvidar que el VIH es tratable y que, tomando correctamente la medicación que te prescriba tu médico y siguiendo sus consejos, vas a poder tener una vida similar a la de cualquier persona.
Al principio, en cualquier caso, es recomendable informarse bien y escuchar tanto a los profesionales sanitarios como a otras personas que han pasado por lo mismo.
3 fases por las que pasa una persona que se acaba de enterar de que es VIH:
Fase 1: Irrealidad y negación
Fase 2: Ira y culpabilidad
Fase 3: Asumirlo y comunicarlo
La noticia no es fácil de encajar y suele desencadenar fenómenos afectivos y psicosociales dolorosos: incredulidad, incertidumbre, desesperanza, impotencia, incluso negación de la realidad. Se trata de un duelo que hay que elaborar y asumir para adaptarse cuanto antes a la nueva situación.
Al principio, tras comunicarse el diagnóstico, a la persona le invade una sensación de irrealidad, como si estuviera viviendo un sueño. Suele durar horas o unos pocos días, hasta que se toma conciencia de lo que está pasando. En esta primera fase, los expertos coinciden en que es fundamental coger las riendas de tu propia vida y asumir que todo lo que va a pasar a partir de este momento depende de ti.
Conforme las sensaciones se interiorizan, es conveniente buscar apoyo. Empiezan las visitas al médico, los análisis, el inicio del tratamiento… También, hay que enfrentarse a la realidad de tener que comunicar tu situación a los más allegados: tu pareja, tus exparejas, tu familia, tus amigos, tus compañeros de trabajo…
A la irrealidad le suelen seguir en una segunda fase la ira o el enfado: te preguntarás por qué te ha tenido que tocar esto, qué has hecho para merecerlo, etcétera. En este momento, es conveniente revisar conductas para aprender de lo vivido y reducir riesgos futuros. No se trata de buscar culpables y sí de asumir la responsabilidad.
En una tercera fase, hablar con otras personas que ya viven con VIH suele ser muy positivo. Si te animas a hacerlo, verás que hay otros como tú que están bien; que ellos o ellas también han pasado por lo mismo. Compartir experiencias y sentimientos con estas personas te ayudará a controlar emociones. Una vez vencida la ira, se abre la oportunidad de aprenderlo todo sobre la infección y el virus, sobre los tratamientos, sobre organizaciones y personas que están abiertas a escucharte… Ello te permitirá controlar mejor tu vida y, en definitiva, sentirte mejor.
Consulta esta guía con una serie de consejos prácticos que te pueden ayudar si acabas de recibir el diagnóstico.
En esta guía puedes encontrar una serie de consejos prácticos para afrontar tus dudas y tu relación con esa persona.