El estigma asociado al VIH sigue siendo muy grande. Por eso, muchas personas que son diagnosticadas con VIH prefieren no decir nada o se lo piensan muy mucho antes de comunicar su estado.
Ocultar tu situación seropositiva es una manera de evitar experiencias de estigma y discriminación. Pero, a la vez, comunicar que vives con VIH puede convertirse también en lo contrario de lo que crees: una arma poderosísima para vencer el estigma.
Mantener en secreto una noticia así puede convertirse en una pesada losa difícil de sobrellevar en solitario.
Hay estudios que muestran que quien decide no contar su situación suele tener después más problemas emocionales que tienen consecuencias negativas en su bienestar. Compartir el diagnóstico trae casi siempre beneficios para tu salud.
Es verdad que en muchas situaciones corrientes de la vida no es necesario comunicar detalles sobre tu salud. Y que no todas las personas reaccionan igual ante una información así. Pero la mayoría lo hace positivamente.
Por lo general, las personas de nuestro entorno reciben bien el hecho de que depositemos en ellas nuestra confianza y les contamos además que nos cuidamos, que estamos recibiendo tratamiento, que hay un equipo médico con nosotros y que recibimos el apoyo necesario.
Piensa, pues, en quién confías, en quién crees que te va a acoger, en quién te puede entender mejor. Esas personas seguro que te proporcionan el cariño y el apoyo que buscas.
Compartir tu situación con alguien que ya tiene VIH y escuchar a esa persona suele ser muy útil.
A la hora de pensar en contar que tienes VIH, plantéate las siguientes preguntas y piensa…
1. Contarlo a la familia
2. Si eres mujer y sufres algún tipo de violencia de género
3. Contarlo a tu pareja o parejas sexuales
4. Contarlo a las personas que viven contigo
5. Contarlo en el trabajo
6. Busca apoyo para contarlo y compartirlo
Comunicarlo o no que tienes VIH a tu familia es una opción personal que debes valorar. Depende en buena medida de la relación que tengas con ella o con sus miembros.
Lo recomendables es pensar quién de tu familia puede acoger mejor la noticia, quién crees que te va a aceptar como eres sin juzgarte, en quién tienes más confianza, quién consideras más sensato, prudente y discreto…
Si te planteas contarlo a tus hijos/as, piensa que por lo general suelen ser más receptivos de lo que pensamos. Dale la información proporcionada a su edad de la manera más clara posible. Según crezcan, puedes añadir después más detalles.
En algunas culturas y familias, hablar del VIH puede ser muy difícil por diversas causas: falta de información, prejuicios, intransigencia…
Si eres mujer y vives una situación de maltrato o de violencia de género en casa, cualquiera que ésta sea, puedes llamar al teléfono gratuito 016. Aquí, te proporcionarán información, apoyo y asesoramiento.
Comunicar a tu pareja o parejas sexuales que tienes VIH es un acto de responsabilidad muy necesario. Esas personas deberán someterse cuanto antes a la prueba de diagnóstico para conocer su estado y, en su caso, proceder también al tratamiento.
En caso de que su estado serológico fuera negativo, es imprescindible poner todos los medios preventivos disponibles para evitar la transmisión. Recuerda que si estás tomando el tratamiento de manera correcta y tu carga viral es indetectable, incluso habiendo contacto estrecho (sexual o sanguíneo) el riesgo de transmisión es prácticamente inexistente.
En cualquier caso, contarlo a tu pareja tampoco es fácil porque puede revelar tus preferencias sexuales o alguna infidelidad. Infórmate bien para poder comunicarte con serenidad y poder responder a las preguntas que te haga.
Comunicarlo o no que tienes VIH a las personas que viven contigo y no son tus parejas es una opción personal que debes valorar. No estás obligado a hacerlo.
Piensa que, en ese caso, no va a serte fácil ocultar la medicación ni tus citas médicas. Dependiendo de la confianza que haya entre vosotros/as, puedes optar por contarlo abiertamente o por referir una enfermedad crónica sin dar más detalles.
En cualquier caso, tu condición no implica ningún riesgo para las otras personas convivientes si se conocen las vías de transmisión y se toman las medidas de prevención oportunas.
Comunicar tu diagnóstico de VIH en otros entornos depende también de ti. En muchas situaciones de tu vida no es necesario ni, mucho menos, obligatorio dar detalles sobre tu salud. El trabajo es una de ellas.
Aunque gran parte de las personas que viven con VIH no se van a ver afectadas por su situación, lo cierto es que el entorno laboral es uno de los más sensibles a la discriminación.
El 70% de las personas que viven con VIH en España teme ser discriminado en su trabajo por este motivo. Es importante que te informes y que conozcas tus derechos.
Existen numerosas asociaciones que trabajan con el VIH. y que pueden brindarte su experiencia y su apoyo. Participar en algún grupo de apoyo y poder hablar y compartir allí tus vivencias con otras personas que están como tú suele ser muy útil.
Hay grupos generales y grupos para colectivos específicos como hombres gais y bisexuales, mujeres, mujeres trans, trabajadores y trabajadoras sexuales, usuarios de drogas… En estos grupos rigen normas de confidencialidad muy escritas, no tienes por qué preocuparte. Y si pruebas y ves que no te aporta nada o que no te sientes cómodo/a, tampoco te presiones. Puede no ser el momento o puede que ese grupo en concreto no te sea de ayuda.
A través de internet, existen también foros virtuales y la posibilidad de contactar personalmente con otras personas afectadas. En este caso, toma las naturales precauciones antes de intercambiar información personal o concretar alguna cita.
En nuestro país, puedes contactar con la red social vih-no-estamos-solos o acceder al portal del Grupo de Trabajo sobre Tratamientos del VIH (gTt-VIH.org). En este último, hay una sección llamada ‘Historias personales’ en la que vas a encontrar testimonios y experiencias de muchas personas que han querido compartir las suyas.
Referencias y Bibliografía